Una Breve Descripción de los Arcanos Menores

"Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros…"
(Juan 1:14)
He querido comenzar este artículo con esta cita del Evangelio de Juan. El Verbo, o Logos en el texto griego en que se escribe este evangelio, alude a que la voluntad de Dios se expresa en palabras. La creación misma comienza con las palabras: "¡Hágase la Luz!".
Según el Zohar, las letras (en su caso, las del alfabeto hebreo) son mucho más que simples signos convencionales creados por los hombres para poder comunicar hechos e ideas. Son verdaderos jeroglíficos, es decir, signos sagrados que Dios reveló a la humanidad para que ésta fuera hecha a su imagen y semejanza. Por eso, cada una de aquellas veintidós letras poseen una cualidad, vibración y color que, en sí mismos, esconden el misterios de la propia creación.
Cuando estas letras se organizan en palabras, plasman la voluntad divina en una vibración que hace surgir los hechos que constituyen esta realidad que llamamos existencia. Es decir, el Verbo se hace carne y habita entre nosotros – o EN nosotros.

Una idea heredera de esta tradición es la palabra mágica de los Magos: el iniciado articula unos sonidos que dan como resultado la aparición de unos hechos y dinámicas que revelan el poder de esa palabra precisa, dicha de forma exacta y en el momento correcto.
En el Tarot, el Verbo está representado por los Arcanos Mayores, que son la obra gruesa y estructura central que rige la lectura. Los hechos en los cuales estas claves mayores se encarnan, son los Arcanos Menores. Dicho de otra manera, los arcanos menores son los hechos concretos en donde se desenvuelven estos arquetipos, y a la vez estas fuerzas profundas retratadas en los Arcanos Mayores son el marco dentro del cual las claves menores encuentran su correcta interpretación y contexto.
Los arcanos menores son la Carne en la cual el Verbo toma forma.
Heredero de la Cábala y la Alquimia, el Tarot muestra estos hechos concretos como distintos momentos de la dinámica de los cuatro elementos que conforman el mundo material: El Fuego, El Agua, El Aire y La Tierra. Estos elementos, a su vez, se corresponden con las cualidades de cada una de las cuatro letras del Tetragrámmaton, el nombre impronunciable de Dios, que se muestra a continuación:
יהךהּ
י IOD: Es la partícula de energía que inicia la palabra. La primera chispa. Todas las letras hebreas se componen de combinaciones de trazos que son, en sí, letras Iod alargadas, curvadas - en fin, modificadas.
ה HE: Refleja el útero universal, la matriz primera en donde la semilla de Iod haya un sustrato fértil que le permite enraizar y prosperar.
ך VAU: Es la entrada de la conciencia en la materia, que permite desarrollar las herramientas necesarias para que lo enraizado pueda abrirse paso en la existencia y se mantenga como un todo que se autoprotege y genera las condiciones que logran sostener su viabilidad.
הּ HE FINAL: Acoge en un soporte material todas las fuerzas anteriores, mostrando un resultado tangible.

En los Arcanos Menores, estos cuatro principios se reflejan en:

BASTOS: Es el elemento Fuego, representado por la madera que sirve de alimento a la hoguera, y que es el reflejo en la naturaleza del impulso vital que se desarrolla y florece aprovechando la luz el calor del Sol, el Fuego Primordial. Es la energía que subyace a todo lo creado, y que es visible en fenómenos como el calor, el movimiento de las partículas y de los astros, la tendencia orgánica al crecimiento y mantención de sus propios sistemas.

COPAS: Es el elemento Agua, que equilibra y pone límite al Fuego, y refiere a las aguas primitivas que albergaron las primeras semillas de la vida. También simboliza el líquido amniótico y el útero que lo contiene, a la matriz misma en tanto función protectora y nutritiva que hace posible el desarrollo fetal.
En tanto útero, la Copa es protección, nutrición y sustento. Y en tanto protección y cuidado de un otro, refleja el Amor como motor central, la familia como espacio de protección y nutrición tanto física como emocional, y la comunidad como expresión de cuidado y solidaridad entre individuos que pertenecen a un todo grupal que se ha organizado para intentar satisfacer las necesidades individuales de cada uno de los miembros que lo conforman.

ESPADAS: Simboliza el Aire, elemento en donde se bate el filo esta arma. La espada puede partir en dos y hacer visible lo invisible, razón por la cual simboliza la inteligencia que puede penetrar profundamente y traspasar las apariencias. Por otro lado, y tal como hace el aire, el pensamiento puede llegar a todos los rincones para acceder hasta los más recónditos detalles, develando lo oculto. Asimismo, la espada también simboliza las luchas que se deben dar para resolver los obstáculos que nos presenta la existencia.

OROS: Simboliza los metales de la Tierra y, en consecuencia, el resultado final del impulso de los Bastos, el vínculo de las Copas y la lucha de las Espadas. Es el elemento que expresa una realidad concreta y fuera de toda discusión u opinión y, por lo tanto, el aspecto más estable y resultado palpable de todos los procesos.
Denominaremos Palo al conjunto de catorce cartas en cada uno de estos cuatro elementos . Es decir, hablamos del Palo de Bastos, Palo de Copas, Palo de Espadas y Palo de Oros. Estas catorce cartas se dividen, a su vez en Números (que van desde el As al Diez), y cuatro Figuras o Arcanos de la Corte: Sota, Caballero, Reina y Rey.
Sobre estos Palos, resumidamente, podemos decir:

PALO DE BASTOS: Como elemento vinculado a la actividad y la energía, representa a los trabajadores y las actividades relativas al trabajo. Asimismo, su imagen anuncia el inicio del calor en primavera y la llegada del deshielo, y manifiestan la energía de la naturaleza en los brotes de las plantas que luego crecen y se expanden.
Las características propias del Fuego son: audacia, iniciativa, dinamismo, progreso, espíritu de invención y tendencia al movimiento. El Fuego es el elemento que permite fundir los metales y, por lo tanto, transformar una realidad física en otra distinta. En alquimia, se trata de una operación necesaria para la transformación, simbólicamente descrita en la muerte del Ave Fénix en una hoguera para dar como resultado un huevo de Oro, desde donde resurgirá nuevamente el Fénix transmutado.
En la Astrología, se corresponden con los tres signos de Fuego: Aries, Leo, Sagitario. Posee sus rasgos de carácter más típicos: activo, generoso, idealista, orgulloso, dinámico, impulsivo y un poco autoritario, pudiendo llegar al límite de la temeridad y la cólera.
En general, se trata de personas castañas, morenas o pelirrojas, muy dinámicas, apasionadas por su trabajo y amantes de la responsabilidad.
En una lectura, cuando los Bastos se encuentran en mayor proporción, el juego tiende a activarse, brindando movimiento y rapidez.

PALO DE COPAS: El elemento Agua está en relación directa con el sustento de la vida, la comida y la bebida. Si la Tierra es Madre, entonces el Agua es su leche que alimenta las plantas que, a su vez, están en la base de la cadena trófica. Simboliza el cuidado de la madre por su cría, y el Amor de Dios por su Creación. El mismo As de Copas es el Arca de la Alianza o Sagrario en donde el Espíritu de Dios viene a anidar junto a la Humanidad.
Las características de este Palo están asociadas a los místicos, los pensadores, artistas, músicos y poetas, todos ellos acostumbrados al silencio de la contemplación. Se trata de un grupo de personas que atribuyen el mayor de los valores a cualidades interiores como la fe, el pensamiento o el sentimiento por encima de las manifestaciones exteriores de fuerza y poder.
Se asocia a los signos de Agua (Cáncer, Escorpión y Piscis) y sus cualidades (pereza, sentimentalismo, adaptación e inestabilidad), así como as los valores de la Luna y Neptuno (sensibilidad e intuición). Su mejor expresión es el lenguaje de los sentimientos: el afecto, la alegría, los recuerdos, las emociones profundas, la familia y el placer. Refieren a personas de cabello y ojos claros, sensibles, fieles y agradables.
Las Copas suavizan la lectura, le dan un toque afectivo y un deseo de paz.

PALO DE ESPADAS: Al igual que los Bastos, las Espadas tienen una forma alargada, fálica. Están vinculadas al elemento Aire, también masculino, el cual surcan con gran fuerza. El brillo metálico de la hoja, siempre de doble filo, encierra su doble poder: por un lado, la destrucción que, al servicio de la injusticia, la ignorancia o el abuso de autoridad, puede transformarse en ejercicio de legítima defensa; por otro, el mantenimiento del equilibrio y la paz, separando el bien del mal y castigando con gran severidad a aquellos que transgreden los límites.
Se encuentra asociada a la palabra, en tanto ésta puede también destruir. La hoja que corta la ignorancia y deshace el nudo de los prejuicios es la portavoz del trabajo intelectual y del imperativo oculto "saber". No es una casualidad que quien se mantiene fiel a la ley interior sea "justo en palabras", es decir, una persona que conoce las palabras acertadas, las palabras de poder que le permitirán superar los obstáculos.
Representan todo lo que temen las personas: la enfermedad, las pruebas, luchas, obstáculos, incidentes, es decir, todo aquello que corta o que desafía la imposición de la propia voluntad. Sin embargo, también son el privilegio del aprendizaje y el conocimiento generados tras resolver los problemas, y la lucha por la independencia y la libertad personal.
Corresponden a la vibración de los planetas Mercurio y Urano, y a la letra Vau del Tetragrámmaton y, por lo tanto, al Espíritu que se abre paso para entrar en la creación. Esta operación encuentra necesariamente los obstáculos que opone la materia al mundo espiritual, por lo cual siempre implican un aspecto de lucha.
Están en relación con los signos de Aire (Géminis, Libra y Acuario), que son los más inclinados al conocimiento, el intercambio de ideas y la comunicación. Se trata de personas más bien castañas, o de piel clara y cabello castaño. Inteligentes y cultas, pero de mentalidad muy fría.
Las Espadas son activas en cuanto a lo material y lo mental.

PALO DE OROS: Está relacionado con el dinero, el comercio, los comerciantes y los propietarios.
La posesión aludida por los Oros debe ser una posesión inteligente, capaz de promover una transformación, tal como lo hace la tierra con todo lo que a ella cae. Al tratarse de un bien material dispuesto a ser utilizado, puede transformarse en bien o en mal dependiendo de la voluntad que dirija la acción.
La dinámica del elemento Tierra parte de la materia inerte de Tauro, fecunda pero aún ligada al cuerpo y al seno, luego se eleva pasando por la intensa actividad y la modestia de Virgo, y al final alcanza la cumbre de Capricornio, la roca de la cima y del ascetismo.
Es importante resaltar que la Tierra es tenaz, se resiste al trabajo de las personas y, en este sentido, nos recuerda el imperativo bíblico de ganar el pan con el sudor de la frente. En consecuencia, el acceso a sus dones requiere determinación y constancia, ya nunca se consigue dominarla ni se obtiene de ella los frutos que promete sino es por la voluntad de querer hacerlo.
En el Tarot, el palo de Oros es el que mejor representa la concreción, puesto que alude al dinero, los negocios, la riqueza y las posesiones inmobiliarias. También designa la resistencia, la investigación metódica y constante que puede conducir a las entrañas de la montaña, el lugar en donde se encuentran las minas más valiosas.
Se corresponde con la He final, la de la concreción de la creación, con el planeta Saturno (porque significa posesión estable y vejez), y con Mercurio (porque simboliza el dinero circulante a través de la compra y venta). También se relaciona con el Sol, por su esplendor y su color dorado. Este Palo representa a personas constantes, serias, trabajadoras y confiables.
Como palo dominante, los Oros son una respuesta favorable en una cuestión de índole material. Sin embargo, son ambiguos para los asuntos afectivos y será el segundo palo en importancia el que vendrá a esclarecer la lectura.